Los intercambios atómicos son hermosos en teoría, pero tienen fallos fatales en la práctica. El problema central: asimetría. Una parte siempre controla la ejecución después de que ambas firmen el contrato inicial. Esto crea un "problema de opción gratuita" donde la parte controladora puede decidir en función de los movimientos de precios. Si Bitcoin baja, ejecutan. Si Bitcoin sube, se retiran. La otra parte no tiene más opción que honrar la decisión que se tome. Esta asimetría, junto con los desafíos de emparejamiento entre pares, explica por qué los intercambios atómicos nunca ganaron una adopción significativa a pesar de ser sin confianza. Nuestro protocolo de bóveda elimina esta asimetría por completo.
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