A medida que las nuevas empresas se han vuelto más convencionales, más inversores y fundadores han comenzado a verlo como algo parecido a estudiar para el gran examen, como si pudiera prepararse para el SAT para construir o invertir en la próxima empresa de mil millones de dólares. En realidad, crear algo novedoso, hermoso y duradero requiere creatividad, aprovechar su propia autoexpresión, asumir riesgos, un toque de grandeza inherente y aventurarse en lo desconocido.
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