Es comprensible que haya recibido muchas preguntas del extranjero sobre la reciente decisión del Festival de Flandes de Gante de prohibir la Filarmónica de Múnich sobre la base de la nacionalidad del director. Esta decisión ha provocado legítimamente una gran consternación y ha sido caracterizada como antisemita. Imponer una prohibición profesional a alguien únicamente por su origen es imprudente e irresponsable. Igualmente preocupante es el requisito sin precedentes de que los artistas proporcionen declaraciones escritas de sus puntos de vista políticos. Esto va directamente en contra de la esencia misma de la libertad artística. Lamento profundamente la decisión del festival, que ha infligido un grave daño a la reputación de nuestro país.