Incluso cuando las mujeres son las principales aportadoras de familia, hacen más tareas domésticas que los hombres. Las esposas que ganan más que los maridos siguen cocinando y limpiando el doble. Los hombres que ganan el 20% frente al 80% de los ingresos familiares hacen cantidades igualmente pequeñas de tareas domésticas. Los roles deberían dividirse por equidad, no por género.