Cuando Sam Altman presentó el plan de expansión de $1.4T, la reacción en los mercados no fue de incredulidad ante la necesidad de que la IA requiriera ese nivel de capital. Todos ya entendían que las demandas combinadas de computación, energía y entrenamiento de $MSFT, $META, $AMZN y $GOOGL eventualmente empujarían a la industria hacia un sobre de financiamiento de un billón de dólares. El verdadero cambio que todos están procesando ahora es que el debate ya no se centra en si la IA puede justificar su valoración, ya que las curvas de demanda resolvieron eso hace tiempo, sino más bien en qué sucede si OpenAI no logra ejecutar, ya que cualquier tropiezo ahora se propaga por todo el ecosistema de IA. Si una empresa se ha convertido en un nodo sistémico en la economía de la IA, entonces ese nivel de concentración altera el perfil de riesgo para todos. En este punto, la prima de riesgo de la IA es simplemente la prima de riesgo de Sam Altman.