Los demócratas han invertido y retorcido tanto la moralidad que, lamentablemente, vale la pena afirmar lo obvio: ICE no son los malos. Los miembros de la Guardia Nacional no son los malos. CBP no son los malos. Las pandillas organizadas extranjeras, los anillos de fraude somalí, los terroristas afganos, los narcotraficantes venezolanos, los espías del PCCh, los cárteles mexicanos y los criminales estadounidenses violentos y reincidentes son los malos. Solíamos ser un país que podía mantener lo básico claro.