Escúchame. Normalicemos los actos de amabilidad de mostrar en las redes sociales, aunque sea para presumir. La gente se pone a ver lambos y pasa el día todo el día en redes sociales (la mitad ni siquiera es real) y nadie lo juzga. Sinceramente, no me importa si alguien ayuda a otros porque le importa, porque alimenta su ego o porque queda bien. Las empresas donan para limpiar su imagen o bajar impuestos, ¿a quién le importa? La acción sigue ayudando a alguien. Tu intención o razonamiento es asunto tuyo, me da igual. La vida se encargará de las consecuencias. Lo que importa es el resultado: alguien, en algún lugar, recibe ayuda. Aunque solo el 1% de los espectadores se inspire a hacer lo mismo, ese efecto dominó por sí solo no tiene precio. Nunca entenderé a las personas que avergüenzan a otros por hacer el bien "por fama" mientras ellos mismos no mueven un dedo. En 2025, la influencia es literalmente moneda, así que si la amabilidad se convierte en un meta en las redes sociales, eso sigue siendo un beneficio neto para el mundo. Que tu corazón sea puro o no no cambia el hecho de que estás haciendo el mundo un poco mejor. Para ser sincero, si puedes construir un negocio rentable ayudando a la gente, has ganado el juego. Todo el mundo tiene que ganar dinero de alguna manera, así que hacerlo éticamente mientras devuelves algo es probablemente el mejor modelo de negocio que puedes elegir.