El fin de semana de Acción de Gracias mata la volatilidad cada año. El volumen desaparece, la acción del precio se estanca y el mercado se convierte en un cementerio. Y aun así, la gente sigue obligando a hacer intercambios en condiciones donde literalmente no hay ninguna ventaja. Este es el momento exacto en el que dar un paso atrás se convierte en la jugada ganadora: deja que el corte del fin de semana siga su curso y guarda energía para cuando el mercado realmente despierte. Los verdaderos traders conocen el juego: el éxito no consiste solo en hacer operaciones, sino en saber cuándo no hacerlo. Cuando la volatilidad está viva, la codicia está por todas partes y las oportunidades empiezan a volar, es entonces cuando pones el pie en el suelo y atacas. Pero cuando el mercado está tranquilo, con bajo volumen, lento o con una tendencia bajista, se quita el pie del acelerador y se protege el capital. No es sexy, no induce dopamina, pero es exactamente la forma en que te mantienes constante mientras los demás se queman.