Hace años conocí a un atleta de Redbull en una conferencia. Mientras todos los demás tenían peticiones aburridas del tipo "introducción a los inversores", él estaba buscando un tramo de tierra ventoso con una vía de tren y agua a ambos lados. Quería saltar sobre un tren. Nunca lo olvidaré. Ese es el poder de una buena petición: clara, específica e intrigante.