Es fascinante que, en la mayor parte de la curva de costos de cualquier producto, la conveniencia sea un punto de venta clave. Pero en un cierto punto de esa curva, la anti-conveniencia se vuelve más importante, como un símbolo de honor. O lujo. O estatus. Ropa de limpieza en seco únicamente, coches que no son legales para la calle, relojes que necesitan ser enrollados a mano, cámaras que no tienen enfoque automático.