Un joven de 17 años acaba de construir una prótesis de brazo controlada por la mente por $300. Sí, $300. Por algo que normalmente cuesta $450,000. Deja que eso te impacte. Un adolescente, trabajando desde casa, utilizó IA, materiales baratos y 23,000 líneas de código para construir un dispositivo que lee señales cerebrales sin cirugía, sin implantes y sin un precio de $450K. Esta no es una historia que te haga sentir bien. Es un disparo de advertencia. ¿Cómo puede un estudiante de secundaria construir algo 1,500 veces más barato que el estándar de la industria? ¿Qué dice eso sobre la innovación? ¿Sobre los precios? ¿Sobre quién tiene acceso a tecnología que cambia vidas? Por supuesto, las prótesis médicas son caras por razones reales: materiales, pruebas, regulación, personalización. Pero seamos honestos: no todo eso justifica un precio de medio millón de dólares. Esta historia expone una verdad simple: El futuro de la accesibilidad no vendrá del sistema....