En las últimas dos semanas, he estado reflexionando sobre esta publicación de @sama. Es una observación simple, pero que llega al corazón del emprendimiento y el capital de riesgo. Mientras que la mayor parte del mundo minimiza el riesgo, cada gran empresa existe porque alguien decidió dar un salto deliberado y calculado hacia la incertidumbre. En su esencia, el capital de riesgo es el negocio de asumir riesgos inteligentes junto a fundadores excepcionales. Apoyamos a aquellos que ven posibilidades donde otros ven problemas, y que se adentran en lo desconocido con entusiasmo y convicción. Operamos sin información perfecta. Nuestra ventaja radica en interpretar señales débiles, formular hipótesis, hacer juicios y actuar antes de que haya consenso. Para cuando los datos cuentan una historia convincente, la oportunidad temprana a menudo se ha vuelto obvia y, por lo tanto, a menudo no está disponible. El negocio del capital de riesgo se trata de identificar esas raras oportunidades asimétricas donde el potencial supera significativamente el riesgo y tener el coraje de actuar antes de que el mundo esté de acuerdo. La disposición a moverse temprano y con convicción es lo que diferencia a los grandes inversores y atrae a fundadores excepcionales. Los fundadores excepcionales buscan socios que no solo toleren la incertidumbre, sino que también compartan su optimismo por lo que es posible y trabajen para convertir la energía potencial en progreso e impacto. Construir una empresa también es un ejercicio de asumir riesgos. Cada decisión significativa de comenzar, contratar, lanzar o pivotar conlleva incertidumbre. El progreso requiere coraje, y el coraje a menudo se parece a una serie de pequeños errores en el camino hacia unas pocas victorias transformadoras. El futuro pertenece a aquellos que ven oportunidades donde otros ven obstáculos, que imaginan soluciones cuando otros ven riesgo, y que se atreven a convertir esa imaginación en realidad. Entonces, ¿qué riesgos inteligentes estás asumiendo esta semana?