Tuve insomnio crónico durante 5 años. Durante ese tiempo, vi a todo tipo de médicos imaginables: médicos generales, especialistas en sueño, endocrinólogos, psiquiatras, psicólogos. Ninguno ayudó. Las pastillas empeoraron mi sueño, el endocrinólogo inventó y me diagnosticó un trastorno bipolar adyacente, y el terapeuta de TCC literalmente me dijo que "tratara de sentirme cansada". Al final, el insomnio era de origen espiritual (manifestándose físicamente) y ningún tratamiento médico podría haberlo tocado. Sin embargo, cada uno de estos "expertos" estaba seguro de que tenían la solución. Esa experiencia me enseñó que las credenciales, los títulos y la "palmadita en la espalda" social no equivalen a sabiduría. Muchos de los que se llaman "profesionales" están bien entrenados (y bien lavados de cerebro) en un sistema estrecho de suposiciones. Como la mayoría de las personas, incluso sus expertos pueden ser ignorantes, pero piensan que no pueden. La verdadera sabiduría no se encuentra en las instituciones. Se encuentra en personas que son humildes, abiertas y guiadas por algo más profundo que el ego. Prefiero recibir consejos de un esquizo en Twitter con el corazón abierto y una visión real que del tipo de esta captura de pantalla.