El impulso aparece cuando el trabajo es honesto, las prioridades son reales y la negociación interna con la comodidad finalmente termina. Se manifiesta en las decisiones más pequeñas. Un borrador publicado antes de que se sienta perfecto. Una llamada difícil manejada en lugar de pospuesta. Una verdadera prioridad avanzando en lugar de otra hora gastada reorganizando tareas. El progreso se vuelve más ruidoso que el pulido, y el contacto con la realidad reemplaza la ilusión de control. La mayoría de las personas imaginan el impulso como la recompensa que sigue a un avance. En verdad, comienza mucho antes del avance, en las decisiones silenciosas que nadie celebra. Un fundador enviando algo imperfecto. Un diseñador probando un prototipo rudimentario. Un equipo eligiendo claridad sobre ceremonia. Estos momentos no parecen impresionantes, pero inclinan toda la trayectoria. El mito dice que el impulso requiere inspiración. La realidad es mucho más simple. El impulso requiere honestidad. Honestidad sobre lo que importa hoy. Honestidad sobre lo que has evitado. Honestidad sobre la brecha entre la intención y la acción. Elimina las excusas y el impulso tiene espacio para crecer. Un paso limpio y sin dudar es suficiente para cambiar la física de tu trabajo. Después de eso, el movimiento deja de depender de la motivación y comienza a convertirse en su propia fuente de energía.