El espacio entre los fotogramas ¿Qué podemos ver en un corto video de IA? Podemos ver el fantasma de su conjunto de entrenamiento: formas y colores que evocan los modelos que la IA conoce. Podemos vislumbrar destellos de novedad cuando el sistema se subdetermina y produce morfologías extrañas. Podemos captar momentos de fallo, artefactos, discontinuidades visuales, anomalías brillantes, que traicionan la ilusión de continuidad. Esos "errores" a veces son más significativos que los pulidos; nos muestran dónde la máquina no sabe (ver el trabajo de @Barbara_Chira como referencia). En el espacio entre los fotogramas, en ese parpadeo que casi se convierte en quietud, los cortos videos de IA proponen un nuevo territorio para los artistas. Son pequeños, comprimidos, rápidos, pero en esa pequeñez radica una oportunidad para confrontar la inmediatez, la lógica de la máquina y la percepción colectiva al mismo tiempo. Cuando una IA genera diez segundos de movimiento, cada píxel, transición, textura y pausa es la huella de una elección algorítmica esperando ser vista, cuestionada y reconfigurada por los artistas. Pero, ¿qué es lo que aún no podemos ver? Algunos pueden argumentar que no podemos ver una complejidad narrativa verdaderamente sostenida (necesitas ver las últimas piezas de @loved_orleer). No podemos ver arcos temporales largos y coherentes o una profunda interioridad psicológica en diez segundos. No podemos ver el peso completo de la temporalidad encarnada: memoria, envejecimiento, tiempo humano. No podemos ver al sujeto maquínico en toda su sensibilidad... aunque podríamos ser capaces de ver su sombra. Y no podemos escapar completamente de la influencia de los corpus de entrenamiento: seguimos siendo atormentados por imágenes pasadas incluso en el sitio de la supuesta novedad (el trabajo de @sine está explorando estos bordes de los datos de entrenamiento). Hay otro horizonte al que no hemos llegado: hacer un video corto de IA que no sea meramente un eco del entrenamiento de imágenes, sino una intervención en la lógica de la visión misma. ¿Qué pasaría si un video de IA explora no solo cómo vemos representaciones, sino cómo las máquinas las ven, y luego fractura esa visión? ¿Qué pasaría si, en un bucle, o en un corto video, la mirada de la máquina se convierte en una colaboradora, una interrogadora, una intérprete? ¿Qué pasaría si esos segundos permiten una crítica de la percepción, humana y artificial, rompiendo la promesa de coherencia? El glitch, las alucinaciones, la tensión entre la abstracción y la figuración, como lugares para explorar nuevas formas de representar ideas sobre el mundo? El video corto de IA ofrece un vocabulario compositivo: bucles, tartamudeos, fundidos cruzados e interpolaciones pueden convertirse en gestos poéticos (ver el trabajo de @twt_cha_). Invita a un pensamiento modular: clip a clip, fotograma a fotograma, remix a remix. Sí, puede que aún no confiemos completamente en estas formas para ser "arte" en el sentido canónico, pero quizás ese sea el punto. Estamos en una etapa temprana. Y las brechas son donde el experimento aún vive. Si los artistas entran en ese espacio con curiosidad, rigor y escepticismo, entonces el video corto de IA podría convertirse en un nuevo sitio de juego estético. Video de @sinusoidalsnail