Una familia se construye sobre un sentido de pertenencia incondicional. Un equipo se construye sobre la responsabilidad compartida. Ambos importan, pero sirven a diferentes propósitos. Una empresa colapsa cuando espera pertenencia incondicional de personas que se inscribieron para asumir responsabilidad compartida. Una familia absorbe la fluctuación. Un equipo la amplifica. Cuando alguien falta de manera constante, una familia cierra filas. Un equipo comienza a perder precisión en todas partes. Una familia te da identidad. Un equipo te da dirección. Uno te ancla. El otro mueve el trabajo de la intención a la realidad. Nutres a una familia. Cultivas un equipo. Uno necesita cuidado. El otro necesita claridad. Una familia protege la comodidad. Un equipo protege los estándares. Si mezclas los dos, debilitas a ambos.