La verdad que este gráfico expone es que la revolución de la IA es ahora una red de compromisos financieros, dependencias de hardware y superposiciones estratégicas tan entrelazadas que la línea entre competencia y colaboración apenas existe. Cada línea de ese gráfico refleja un bucle de retroalimentación de capital y dependencia porque OpenAI depende de $NVDA para hardware, $MSFT para infraestructura en la nube y $ORCL para computación, y cada una de esas empresas, a su vez, depende del impulso continuo de OpenAI para justificar su propia aceleración de CapEx. Nada de esto indica que el comercio de IA esté muerto, pero mi conclusión es que el optimismo lineal que definió los primeros años después del lanzamiento de ChatGPT está dando paso a una fase más sobria donde los fundamentos, la planificación de capacidad y la eficiencia de capital importan nuevamente, y ese cambio es saludable para todo el ciclo.