El magnesio es uno de los suplementos más respaldados por la evidencia para tratar la migraña. 400–600 mg diarios de magnesio oral reducen la frecuencia e intensidad de las migrañas frente al placebo en ensayos aleatorizados. Algunos estudios encuentran beneficio solo en el extremo alto (600 mg/día), mientras que dosis más bajas (250–360 mg) a menudo no ayudan. Para ataques agudos, el magnesio intravenoso también puede ser eficaz, especialmente para migrañas con aura. El magnesio estabiliza las membranas neuronales (reduciendo la hiperexcitabilidad cerebral) y modula el tono vascular cerebral, dos procesos centrales en la biología de la migraña. Para la suplementación rutinaria, se prefieren glicinato de magnesio, citrato o taurato para la biodisponibilidad. El treonato de magnesio recibe atención para la absorción cerebral, pero contiene muy poco magnesio elemental y no debería sustituir a las formas más biodisponibles cuando tu objetivo es corregir el estado del magnesio total. Otro régimen basado en la evidencia para la prevención de la migraña es combinar magnesio con CoQ10 y riboflavina (B2), que redujo sustancialmente los días de migraña en un ensayo de 3 meses. Si el trastorno gastrointestinal es un problema, divide el total en ~200 mg de dosis tomadas de 1 a 3× al día. Esto te mantiene en el rango de 400–600 mg/día, demostrado eficaz mientras reduce las heces blandas.